FAURA ELEISON
Se ha reactivado, en gira catalana, ‘Requiem nocturn’, el musical de Pere Faura en el que rinde homenaje y a la vez se identifica con el genio y figura de Bob Fosse, todo desde la solemnidad de un Requiem. Desde mañana, vuelve al Mercat de les Flors. Lee más…
Texto_OMAR KHAN Fotos_ALFRED MAUVE / TRISTÁN PÉREZ-MARTÍN
Madrid, 24 de mayo de 2023
Hacer un musical divertido supone un tormento creativo que te lleva a la muerte. Esa parecía la cruel moraleja que encerraba All That Jazz (1979), la película-confesión que, casi a modo de auto-funeral, rodó ese complejo coreógrafo y cineasta que fue Bob Fosse y que el creador catalán Pere Faura reactiva y reinventa desde su propio musical, Requiem Nocturn, la segunda producción del proyecto #Cèl.lula del Mercat de les Flors, que se estrenó dentro del Festival Grec 2020, y que ha regresado para una amplia gira catalana que se inició en marzo pasado en el Teatro Zorrilla, de Badalona, en el marco del Festival Dansa Metropolitana, y concluirá ahora, nuevamente en el Mercat, que la ha vuelto a programar desde mañana y hasta el 27 de mayo.
Dividida en tres actos –la audición, los ensayos y la función-, la obra se presenta como una disección del proceso creativo de un espectáculo, que nunca se desvincula de la idea de la muerte. Pero esa es apenas la premisa general de una intrincada propuesta que puede ser vista y entendida desde múltiples puntos de vista, todos válidos. De allí deriva su complejidad pero también su fascinación.
En primera instancia, podría ser el homenaje que Faura, un admirador confeso, le rinde a Bob Fosse, convirtiéndolo en omnipresencia durante todo su espectáculo, al punto de rozar el documental con abundantes imágenes en vídeo de su vida y apariciones públicas, recurriendo con frecuencia a All that jazz, película en la que Roy Scheider hace de alter-ego del atormentado creador norteamericano.
Nos lo recuerda también como el bailarín y actor que fue, interpretando la Serpiente en la versión cinematográfica de El principito (Stanley Donen, 1974), que procura una de las mejores escenas de su Requiem y la mejor del bailarín Víctor Pérez Armero, que le imita simultáneamente desde el vídeo, y ya de paso nos recuerda, que antes de Michael Jackson estaba Bob Fosse.
A lo largo de la representación, Faura reproduce, desde luego, fragmentos sueltos o reinventados de muchas de sus coreografías, que demuestra conocer a fondo, desde Cabaret y sus sillas inconfundibles, pasando por el Bye Bye Life de All tha Jazz, hasta imágenes sueltas y delirantes de The Aloof, la coreografía del bar chic-psicodélico de Sweet Charity. En lo de las danzas es certero, y con pocos recursos hace que parezcan muchos. Sus nueve bailarines se entregan a fondo y consiguen momentos de danza verdaderamente deslumbrantes, con el estilo inequívoco de susurros, manos y caderas expresivas de Fosse. Aunque también hay brillantes escenas performativas, destacando en excelencia, ese monólogo de Montse Colomé, invitada de lujo, que nos habla de la pandemia. No la del covid sino la del sida, que en los tardíos ochenta estigmatizó a artistas y bailarines.
Fosse y yo
Pero no es solamente homenaje Requiem Nocturn. Faura, sin estar nunca físicamente en escena, se identifica y funde con el desquiciado protagonista de All that Jazz que, a su vez, es el mismo Bob Fosse, y desde allí, articula paralelismos, no con la pedantería del que se compara y equipara con el genio, sino identificándose con sus miedos y tormentos, entendiendo y compartiendo el dolor que le procura crear y, en el fondo, el terror que produce morir. No es nuevo. Pere Faura, en reiteradas ocasiones, ha hecho alusión en su trabajo a las dificultades y obstáculos insalvables que conlleva la aventura de ser coreógrafo. De allí que no sea extraño que, tras esta obra, probablemente la mejor y sin duda la más ambiciosa de todas las que ha creado, haya anunciado su retiro. Una declaración que, de ser cierta, sería lamentable.
Como ya anuncia desde su título, la obra es también un Requiem. Hay mucho duelo en este musical. Estructurada como una misa de difuntos, la propuesta encuentra plena complicidad con la música, a medio camino entre lo sacro y lo pagano, creada expresamente e interpretada en directo por Aurora Bauzà y Pere Jou, de Telemnn Rec. Las secciones del Requiem sirven de capítulos, hilo conductor en definitiva, a una dramaturgia compleja, que se diversifica en varios hilos narrativos que aparecen perfectamente trenzados.
Finalmente, habría que destacar el espacio escénico, que es uno y muchos a un tiempo. El vídeo se convierte en gran recurso. Le permite agrandar y ensanchar el espacio, haciéndonos ver una audición multitudinaria en el primer capítulo. Le ofrece la oportunidad de traer a Bob Fosse mismamente y hacerlo interactuar con los intérpretes. Y también es el medio por el cual introduce secuencias completas de All that Jazz, colocadas al servicio, y casi como continuidad, de su propia narración escénica. También de su propia vida…
Requiem Nocturn es una obra de madurez. Compleja, poliédrica y fascinante. Parece una comedia de alto vuelo vestida de tragedia, como el musical divertido que ha podido llevar a la muerte a su creador. Y así nos los hace saber, porque después de todo, la verdad es que, al igual que All that Jazz, más que musical, esto es un Requiem.
