… Y EINAR SE CONVIRTIÓ EN LILI
Desde Suiza, Simone Repele y Sasha Riva traen mañana al Festival Madrid en Danza la historia del primer transexual operado, en su coreografía ‘Lili Elbe Show’. Nos lo han contado…
Texto_OMAR KHAN
Madrid, 31 de mayo de 2023
El paisajista Einar Wegener se sentía Lili Elbe. Vivía en Copenhague en los años 20 del siglo pasado, tenía una esposa artista como él -la retratista Gerda Wegener-, y conformaban una pareja feliz. Pero en él había una necesidad urgente y desde muy dentro de sí mismo, un día sacó a Lili Elbe y decidió eliminar a Einar, convirtiéndose en el primer transexual del mundo en someterse a una operación de cambio de sexo. Esta historia real, del todo conmovedora especialmente por el apoyo y amor que recibió de Gerda en su proceso, fue libro exitoso firmado por David Ebershoff y más tarde, en 2015, la premiada película La chica danesa, rodada por Tom Hopper.
Ahora, mañana, en única función en el Teatro de la Abadía y dentro del Festival Madrid en Danza, la compañía suiza Riva & Repele nos la contará desde la danza, en Lili Elbe Show, coreografía que inaugura el Focus Italia que el festival madrileño adelanta en alianza con el Instituto Italiano de Cultura.
“Cuando empezamos, teníamos esa necesidad narrativa de contar esta historia pero durante el proceso se fue haciendo más sutil y más abstracta, hasta ese punto que permite a cada espectador interpretar libremente todos estos sentimientos más que asistir a la narración de lo que le ocurre a sus personajes”, nos relataba ayer Simone Repele, el italiano de este tándem creativo.
“El libro te permite imaginar la historia y una película te lo muestra todo en detalle: los lugares, los colores, la música… pero cuando lo pasas coreografía lo que necesitas es recrear la atmósfera”, apuntaba Sasha Riva, la contraparte norteamericana del dueto suizo. “Lili Elbe Show parte de una historia real que habla de la identidad, pero no hemos querido una narración lineal o descriptiva. Somos una compañía pequeña, con poco presupuesto y hemos tenido que contar toda esta historia con apenas cinco bailarines” [incluidos ellos dos: Riva en el rol de Lili y Repele en el del narrador y voz cantante de la historia].
Ventana abierta
La motivación que les empujó a fijarse en Lili Elbe no fue la coincidencia de la subida de volumen de los reclamos del colectivo trans en la sociedad pero desde luego, sí la de hacer una invitación a la reflexión. “No queremos hacer un discurso político sobre el tema trans pero nos gusta la idea de abrir una ventana para dar una visión, para reivindicar la libertad de ser quien realmente quieras ser, el derecho a ser uno mismo con plena libertad. Nos gustaría ampliar la perspectiva y mirada del espectador”, reflexionaba Riva, a lo que Repele añadía: “No hemos pasado por esa experiencia pero somos artistas, intentamos ser y sentir lo que otras personas, vernos en sus cuerpos, transcribir sus sentimientos”. Explícitamente han querido poner en valor el papel de Gerda, a la que otorgan igual protagonismo que a Lili, por el papel determinante que jugó en su proceso.
La peripecia y transformaciones de estos personajes son los que Riva & Repele reinventan desde los códigos de su danza, un neoclásico expresivo en el que la técnica clásica importa pero no en el sentido convencional. “La gente tiende a relacionar la técnica con movimientos imposibles, piruetas y acrobacias pero para nosotros se trata más de la disciplina del cuerpo, la conciencia del movimiento y la estética en la ejecución”, apunta Repele.
“Encontramos que las nuevas generaciones de bailarines son muy diferentes. Se mueven y se mueven, se centran solo en eso, y nosotros somos más artesanales, valoramos la técnica, claro, pero necesitamos que tengan carisma, que tengan una presencia fuerte. Creemos en la danza como poesía, nos gusta lo teatral, el gesto y el movimiento”, añade Riva.
Aunque ahora radicados en Ginebra, y con un montón de proyectos entre manos, Riva y Repele se conocieron en la escuela del Ballet de Hamburgo, en 2009, y se hicieron amigos. Años más tarde coincidieron como bailarines en el Ballet del Gran Teatro de Ginebra y ya comenzaron a jugar con la idea de unir talentos y arrancar un proyecto, que cristalizó cuando abandonaron el colectivo suizo en 2020, y se lanzaron a la aventura creativa. “Tenemos intereses comunes y gustos similares pero somos muy diferentes, artística y físicamente. Peleamos. Discutimos mucho pero formamos un buen equipo”, confiesa Riva.
