NOSTALGIA DE GUATEQUE
Amaya Galeote presenta mañana Los que bailaban en la Muestra de Teatro Español de Autores Contemporáneos de Alicante, una acción-guateque que revela la libertad que sus padres y toda una generación encontraron en el rock, el twist o el agarrao. Nos lo ha contado...
Texto_BEGOÑA DONAT
Valencia, 10 de noviembre de 2023
Hace tres años y sin que fuera su intención, Alfredo Sanzol desencadenó un profundo acercamiento entre la bailarina Amaya Galeote y sus padres. Cuando el dramaturgo le solicitó que recreara un baile de los años sesenta en su obra El bar que se tragó a todos los españoles, la coreógrafa pidió a sus progenitores que bailaran en el salón de su casa para poder grabarlos. En ese momento de observación, descubrió un universo compartido de intimidad, libertad y seducción.
“Creía que había hablado mucho con ellos y que conocía sus anécdotas, pero reparé en que había muchos aspectos que desconocía, toda una vida de la que no tenía mucha idea. Los de mi quinta le hemos preguntado más a nuestros abuelos”, analiza Galeote que, a raíz de aquella experiencia, se interesó por las técnicas y estilos practicados en los guateques para desentrañar a toda una generación. El resultado de su investigación se presenta en el Centro Cultural Las Cigarreras mañana, sábado 11 de noviembre, en el marco de la Muestra de Teatro Español de Autores Contemporáneos de Alicante
Los que bailaban retrata a un colectivo que vivió su juventud durante la dictadura, cuando el rock, el mambo, el agarraó, el pasodoble cruzado, la yenka, el sirtaki y el madison eran lenguajes en sí mismos en una sociedad cohibida y reprimida. “Bailar en pareja y bien cerquita era un vehículo para la diversión y casi el único mecanismo para interactuar en público con el cuerpo contrario”, concluye.
Un dj de 75 años
Galeote ha descubierto que los bailarines profesionales no son los únicos que ensayan. Sus interlocutores practicaban en casa frente al espejo o tomando el pomo de una puerta. “La gente que vivía en pueblecitos iba a las capitales para aprender pasos nuevos de rock y de twist, porque querían saber bailar bien, ya que aquella era la forma de relacionarse y de conocer a otras personas”.
En el centro del escenario de esta acción dramática hay una pista de baile con sillas de madera alrededor para que el público pueda salir y sacar a bailar. La música es escogida en directo por un pinchadiscos de 75 años que traerá sus álbumes de los años sesenta y setenta. La disposición es en forma de u con los accesorios de una barra y una pantalla, donde se proyectará un minidocumental dramático donde se recogen extractos de las 50 entrevistas llevadas a cabo por la creadora. Los vídeos que se proyectan están editados por temáticas, como el amor y el feminismo.
Hay personas solas y parejas, gente que solo ha querido bailar y otros que se han limitado a hablar. Galeote ha sido muchos años bailarina clásica y ya no encontraba emoción en su oficio, sino dureza y obligación. Los que bailaban ha supuesto la reconciliación de la madrileña con el baile como una práctica de encuentro y disfrute. “Había llegado un momento en el que me había olvidado de por qué me dedicaba a esto, pero desarrollando este proyecto me he dado cuenta de que el baile no es solo de los que nos dedicamos a esto, sino de todos, y de que hace a una sociedad mejor”.