IMAGINACIÓN IMAGINADA
Marcos Morau, con su compañía La Veronal, apuesta por la creatividad frente al metaverso en ‘Firmamento’, que se vio anoche en el Festival Temporada Alta. Ahí estuvimos, así lo vimos…
Texto_OMAR KHAN Fotos_MAY.ZIRCUS / MARINA RODRÍGUEZ
Girona, 18 de noviembre de 2023
Es la imaginación un arma poderosa. Se lo dice a un público adolescente el coreógrafo de nuestro medio que mejor la ha la utilizado a lo largo de una trayectoria ya extensa y plagada de éxitos que, ahora, coloca a la imaginación misma como tema y eje de su primer intento de aproximación a una audiencia juvenil. Porque Marcos Morau lo que ha hecho ha sido imaginar los mecanismos de la imaginación en su imaginativa Firmamento, nueva creación de su colectivo barcelonés La Veronal, que sintió anoche el agradecimiento, cálido y emocionado, del público –no tan adolescente, hay que admitir- que colmó el Teatro Municipal de Girona, bajo la sombrilla del Festival Temporada Alta.
En medio de una polémica global que genera, a un tiempo, fascinación y temor sobre los alcances, posibilidades y sobre todo, peligros, de la Inteligencia Artificial, Marcos Morau aparece con su espectáculo analógico para decirle a los más jóvenes y digitalmente vulnerables, que no hay tecnología que pueda superar la riqueza del metaverso que cada uno de nosotros llevamos dentro. También advierte, desde un texto de desgarradora poesía, sobre las muchas vidas que ofrece hoy la vida, e invita a escoger bien y con sensatez, porque no habrá tiempo para vivirlas todas. “Navegamos por esta vida transitoria…”, se oye decir insistentemente a esa voz en off que nos susurra los textos.
Desde una neurona
Firmamento (re)crea en el escenario la ebullición de ideas cruzadas que hay en el cerebro de una chica que está viendo una película, presentándolo inicialmente como un laboratorio tecnológico de inventores, que abarca ese largo y eficaz prólogo. Desde allí, nos empuja entonces hacia otros mundos, que van emergiendo del mismo espacio como si la caja escénica fuese desmontable cual muñeca rusa. Danza expresiva, desde luego, textos de una poesía desgarradora y una canción de profundo contenido emocional, cantada por la réplica en miniatura de un abuelo-muñeco que es manipulado por los bailarines, son elementos clave de este universo, donde hay también cine dentro del teatro, con (fantásticos) recursos de animación audiovisual, literalmente una montaña rusa y la materialización de todo lo que el coreógrafo supone que podrías encontrar si te metieras a husmear dentro de la pantalla donde se proyectan películas. Asombra el despliegue escénico de esta obra insólita y singular, aunque elaborada desde la estética ya perfectamente reconocible de La Veronal.
Como sucede en nuestras propias cabezas, el entramado dramatúrgico mezcla trozos de realidad con ficción y fantasía pura sin un orden lógico ni cronológico, pero poco a poco el espectáculo, que lejanamente recuerda a Pasionaria, viejo éxito de La Veronal, nos va separando realidad y ficción, para desvelar finalmente un incidente trágico de la vida de esta chica, que obstinadamente irrumpe, interrumpe y se inmiscuye en todas sus fantasías. Una historia que haría salivar a los de Pixar, contada desde los personalísimos códigos de danza de la compañía catalana.
Firmamento supone un peldaño todavía más arriba en la ya encumbrada trayectoria de Marcos Morau, que ha decidido desatar al niño que lleva dentro en esta producción cuidada hasta los detalles más pequeños, que hechiza a los espectadores y los mete en este universo extraño y fascinante, que va dosificando su información y de forma paulatina, casi inadvertida al inicio, nos va desvelando sus secretos.
Firmamento reivindica la capacidad de imaginar y apuesta por el poder insustituible de la creatividad, especialmente en un este mundo high-tech que nos está inoculando la creencia de que eso también se puede comprar. Compleja en su sencillez, bella en términos estéticos, es obra de nobles intenciones e impecable factura de realización, destacando cómo no, el buen hacer del siempre deslumbrante y preciso equipo de bailarines de La Veronal.
Tras su estreno en el Festival Grec el verano pasado, empieza ahora un periplo de giras que promete ser largo. Por lo pronto, anoche en Temporada Alta. Volverá entre Navidad y Año Nuevo al Mercat de les Flors, de Barcelona, donde ocurrió su nacimiento, y se espera en el Centro Cultural Condeduque, de Madrid, del 25 al 28 de enero, antes de irrumpir en el Teatro Central sevillano, los días 09 y 10 de febrero del 24.