1000 MANERAS DE MORIR
Los Galindos vinieron anoche al Teatro Circo Price para presentar su delirante espectáculo ‘Muertos de risa’, en el Festival Veranos de la Villa, de Madrid. Allí estuvimos y, ciertamente, nos reímos mucho. Te lo contamos…
Texto_OMAR KHAN Foto_KLARA PEDROL
Madrid, 13 de julio de 2022
Anoche, pasadas las 21h, una mujer murió en el Circo Price. Se trataba de una espectadora que había acudido allí a ver el espectáculo Muertos de risa, de Los Galindos, en el marco del recién comenzado Festival Veranos de la Villa, de Madrid. En un momento culminante de la obra y sin poder parar de reír, cayó muerta ante la mirada atónita de la audiencia. Los tres integrantes de la agrupación, quizá sintiéndose responsables, la taparon un poco y huyeron sin esperar los aplausos. También pidieron silencio y complicidad al público. Lo curioso es que esta noche volverá a ocurrir exactamente igual.
Sobre la premisa de una espectadora muerta se arma Muertos de risa, una propuesta de nuevo circo con clara añoranza por el viejo, que reinventa, revalida y reivindica en nuestros días la figura del clown tradicional. Hay una dramaturgia que le da solidez y un entramado argumental de nuevo circo pero sus tres [estupendos] intérpretes, Marcel Escolano, Anicet Leone y Gabriel Agosti, echan mano de tics y gags del viejo circo, del truco del payaso tradicional, del recurso del cómico de cine mudo, de los tres chiflados y el gordo y el flaco… para organizar este caos no exento de tortazos y mamporros, en el que experimentan, con verdadera gracia, una y mil formas de morir.
De risa, una de ellas, la de la espectadora ficticia, pero asistimos también al delirio del ahorcamiento, la decapitación, la caída al vacío, la electrocución, la crucifixión y pare de contar, en este homenaje a la inmolación que encadena una serie de escenas, todas rocambolescas y desternillantes, donde hay abundante humor -del fácil, del difícil y del ácido-, con buenas cuotas de gore, escatología y también un poco de decepción por los humanos. A veces nos recuerda al circo tradicional más tierno y kitsch, y a veces a la antigua y más aterradora Fura del Baus. En esos extremos se balancea.
Como suele ser norma en las propuestas de esta veterana compañía catalana, que viene rodando desde los años noventa, el espacio escénico juega papel fundamental. Si en la conmovedora Udul nos metían en una carpita de circo minúscula donde ocurrían acrobacias mayúsculas, ahora huyen de la pista fabulosa del Circo Price y nos encierran en un recoveco a propósito sucio, una parte del edifico que parece en obras, donde hay un montón de basura (que nos servirá de asientos), una mezcladora y un cuarto de baño provisional pero, sobre todo, un andamio maravilloso de usos sorprendentes.
Muertos de risa abrirá en septiembre, la próxima temporada del Teatre Nacional de Catalunya (TNT), en Barcelona. Hoy repiten en el Price.