NOCHE DE CUERPOS EXTREMOS
Presentó anoche el coreógrafo francés Rachid Ouramdane la muy acrobática Corps extrêmes en Teatros del Canal. Fuimos a verlo y estos nos ha parecido…
Texto_OMAR KHAN Fotos_PASCALE CHOLETTE
Madrid, 04 de junio de 2023
Se llama Corps extrêmes y no parece haber mejor título para definirlo. Caminar en el aire, vencer la gravedad, convertirse en levedad, dominar el vacío y, en última instancia, volar y escalar, son atributos de este equipo insólito de cuerpos verdaderamente extremos, orquestado frente a un rocódromo imponente y blanco por Rachid Ouramdane, coreógrafo francés de ascendencia argelina que hoy ostenta la dirección de Chaillot, el teatro nacional de la danza de Francia. En París, una celebridad, en Sevilla un habitual muy apreciado en la programación del Teatro Central y en Madrid, casi un desconocido, anoche desveló habilidades en la capital durante su debut en el Festival Madrid en Danza, lamentablemente en única función [abarrotada] en la Sala Roja de Teatros del Canal.
En su trayectoria, ya larga, Ouramdane ha sido un adalid de los cuerpos extremos. Se ha interesado por desmontar el mito de los cuerpos no viables para la danza, creando con frecuencia para o sobre cuerpos con alguna disfuncionalidad (Looking Back, Todre), ha exaltado los cuerpos extremos de la necesidad en los inmigrantes valientes que se arrojan a la mar para conseguir una mejor vida (la contundente Franchir La nuit, obra acuática y nocturna) y los cuerpos perfectos y excesivos del acróbata (Möbius, con la compañía de circo XY). Por lo que, su nueva creación hecha con un equipo de acróbatas y dos deportistas de riesgo, la escaladora Nina Caprez y el funambulsita y highliner Antoine Crétinon, es un eslabón más en una cadena de espectáculos prácticamente desconocidos por los madrileños.
Docu-danza-acrobática
A Ouramdane le caracteriza aquí su sentido del espectáculo y su habilidad en la composición coreográfica, el diseño de cuerpos armónicos volando, trepando y bailando por el espacio, con esas columnas humanas que se desplazan y van de la sencillez de tres cuerpos uno arriba del otro avanzando hacia el más difícil todavía de piruetas increíbles, intercambios en el aire y masa humana coordinada que trepa, o de un salto impulsado se pega a la pared del rocódromo con la facilidad de Spiderman. En este sentido, labor impecable y asombrosa, que te mantiene una hora en vilo.
La dramaturgia se articula alrededor de la idea del miedo que, no obstante, les produce lo que hacen. Se centra en las experiencias y relatos voz en off de Caprez y Crétinon, apoyados en vídeos de alta resolución, en los que les vemos al aire libre en paisajes imponentes trepando rocas o cruzando montañas. Asistimos al desgarrador relato de ella sobre un accidente que tuvo en el pasado. Ouramdane es muy afecto al documental audiovisual, y en no pocas ocasiones ha trabajado con documentalistas en sus propuestas.
Definir y poner nombre a lo que hace no debería ser lo más relevante. Es coreografía, circo, cine documental, danza vertical, exhibición deportiva, espectáculo de funambulismo y acrobacia… pero no todo a la vez. Y es allí donde le falla la premisa dramatúrgica, porque aunque lo disimula bien con coherencia estética, la propuesta aparece fragmentada y nos ofrece un rato de circo, otro de documental, otro de coreografía, otro de deporte de riesgo… lo que termina resintiendo el todo, la visión panorámica de una propuesta que al final no se decanta por nada aspirando a ser de todo. Intuimos que la ovación sonora e incondicional que le ofreció de pie el público madrileño del Canal anoche premiaba, principalmente, la perfección en la ejecución de estos fantásticos cuerpos extremos.